Zaragoza. Goza por un tubo

Desde mi ventana
Cantaba Tijuana in Blue aquello de "joder que bien se está en esta capital". Se referían a Iruña, sí, pero bien se puede aplicar el  mismo verso a Zaragoza. El resto de la canción ya no, cierto es. Salimos el domingo 'temprano' (a eso de las 9.00, no pasarse) y en antes de las doce estábamos instalados en la habitación del hotel. Ibis. Valor seguro. Siempre sabes lo que vas a encontrar y lo inesperado, por general, es positivo. En este caso, la habitación era bastante más grande de lo habitual y encima tenía vistas al Pilar. Lo dejamos caer en recepción y sonó la flatua. Le caeríamos simpáticos. Normal. Por mi natural don de gentes (;P) y, básicamente, porque eramos los únicos que hablábamos en cristiano en todo el hotel.  

Con el campamento base montado, nos pusimos al tema. Habíamos ido a Zaragoza con una clara misión y no estábamos para perder el tiempo. En la ciudad, en verano, suele hacer mucho calor y no había un momento que perder, que luego no se para de sudar. Así que apagamos la luz y ¡¡¡¡¡¡a los bares!!!!!!!  (What did you expect?)

Llegar a El Tubo no es tan fácil como parece a primera vista. No es tan fácil si no sigues la puñetera calle que te lleva derecho. La mejor forma de llegar es desde la plaza del Pilar se coje la calle Don Jaime I (la continuación del puente de Piedra, por donde van los coches y por donde cruzas el río desde el hotel) y avanzas hasta la iglesia de San Gil. Ahí giras a la derecha y te metes por algo que parece un callejón en ruinas, pero que es donde están los bares y las terrezas. Estas últimas son carillas (3,40 leuros la jarra helada de Ambar), pero muy interesantes para descansar los pies. En los bares que os recomendamos no hay sillas, así que no os prodréis sentar. Ojo.

Terraza@Papa-Mar
Nuestra primera parada fue la terraza del Papa-Mar. No íbamos allá, pero estábamos cansados y tenía una sombra muy recomendable. El camarero es un tipo simpático. Pedimos calamares (no), pero los huevos rotos de los de la mesa contigua tenían muy buena pinta. Lo mejor son las jarras de cerveza helada. Desaparecen en un ti-ta. Rico. Dentro del bar sale más barato, aunque el local, oscuro, no invita mucho a entrar.

Pero vamos a lo importante. a las tascas que realmente merecen la pena. A esos templos que sólo encuentras aquí y donde el producto es diferente. Apuntad. Merece la pena las tres horas de coche por parar en estos tres locales: La cueva en Aragón, Ballena Colorá y La Miguería. Poteo sin chorradas, sin pijardismo, sin contemplaciones. En el primero deberían acortar más aún la oferta y exclusivamente servir champis y la cerveza de trigo que ellos mismos elaboran. Fantástica. De no parar de beber. Es agua.

Os cuento en detalle. La cueva en Aragón, conocida como La Casa de los Champis (no hay más pintxos) es el bar que más me ha gustado de Zaragoza. Abre un par de horas a mediodía y otro par a la noche. Cuando hay meneo que estar por estar es tontería. Parece una lonja. Es el local más sencillo del mundo. Una barra con dos cañas de diez grifos cada una y una plancha donde van cayendo paladas de champiñones.De los grifos sale la cerveza artesanal que ellos mismos producen, una de trigo y otra de cebada, o vino. Supongo que cosechero de la zona (no lo probé). Pedir es sencillo. "Dos y dos". La mayoría de la gente lo hace así. Aunque el camarero ya sabe lo que es. Cuanta el número de personas y será una cerveza -la normal es tipo zurito así que pide lo que llaman 33cl (una caña)- y un champi: tres o cuatro sombreros en un palillo que tiene de base un trozo de pan y lo corona una gambita.
        
La cueva en Aragón
El número de champis va en función de los galones. El primer día 3, luego 4 y si eres parroquiano hasta 5. Lo mejor es que con tantos grifos, sirven a toda leche y limpio. De unos sale trigo y de otros el vino y a correr. Dos birras txikis y dos pintxos son 6,90 leuros. Si pides birra de tamaño decente te vas a los 7,20. Merece la pena.

Ballenitas. Observar la diferencia con la cerveza de arriba. Esta es la que llaman 33cl
El segundo de los locales es el Ballena Colorá. Hay que andar al loro porque te lo puedes pasar de largo. Está puerta con puerta con la Cueva en Aragón. Según sales a la derecha. Está todo alicatado en rojo y el borderío de la camarera es un espectáculo. Cachondeo puro. "¡Como que vas a cambiar lo que has pedido!", le gritó a los que estaban junto a nosotros. Habían pedido nueve bocadillitos, seis de una clase y tres de otra y se dieron cuenta de que eran siete de una clase y dos de la otra. El bar sólo tiene dos tipos de pintxos. La guasa. La cerveza, de trigo con un toque de cebada se sale. No hagáis caso de la caña. De todos los grifos sale lo mismo. El pintxo se llama Ballenita y es una cosa excelente. Buen pan y dentro pimiento verde, un boquerón y una anchoa. Riquísimo. Tiene su coña lo del boquerón y la anchoa porque todos sabemos que es el mismo pescado, pero a lo que se refiere es que uno es en vinagre y el otro en salazón. Descubrimiento. El precio, similar al de al lado.

Migas@LaMiguería 
Finalmente, por ahora, ya ampliaremos, está La Miguería. No abre los domingos, pero cualquier otro día se puede ir a comer. Como su nombre indica ponen migas acompañadas de lo que se te ocurra. Nosotros laas cominos con huevos y jamón, pero como los huevos rotos de la zona pueden llevar trigueros, foie, bacalao.... Es un sitio muy recomendable para comer. Tras la barra hay una gran alacena llena de botellas de vino de las diferentes denominaciones de Aragón: Cariñena, Calatayud, Campo de Borja.... Siempre está bien probar un caldo de la zona.

((Habrá ampliación))