14 de junio de 2011

El sábado cené en el URBare de Bilbao

Hacía tiempo que querñia probar la cocina del URBare, en Campo Volantín. Me llamaban la atención sus copas de vino. Finas. Lo parecían desde la calle e invitaban a sentarse en esas sillas de un solo apoyabrazo. Son más cómodas de lo que parecen,

No terminaba de decidirme a reservar. Los tiempos no están como para pagar 150 leuracos por una cena para dos. Al final lo hice y la experiencia mereció la pena. Primero porque no hacen falta 150 leuros para cenar en URBare, segundo porque el ambiente es tranquilo sin ser un muermo y tercero porque la comida estaba de aupa. Hasta la música ambiente me gustó. Rollo italiano años cincuenta y ya a la medianoche algo de jazz poepro de ese tan de moda.

Abrimos el tema con un foie micuit con crema de castañas. A disfrutar como enanos. Eso sí, la espuma de ponche que acompaña, mejor la dejáis ahí, de aguantavelas. El romance es cosa del foie y la castaña.

Luego una ensalada de pulpo braseado. En la próxima parrillada lo incluyo. Lo de la ensalada no, que como dic un amigo, "engorda", pero el pulpo se sale. No creo que vuelva a probarlo sin brasear. Qué invento.

De prinmcipal pedimos txipis con arroz crujiente. La sorpresa vino por lo blandos y gelatinosos que estaban los jibioncillos. "Los uperizan", me dijo el camarero. En realidad no sé que les hacen, aunquie no me importa. Los pediría de nuevo.

Y de cierre, rape. Posiblemente lo mejor de todo, aunque no lo os recomiendo. Un rape así lo pongo yo en casa. El secreto es el producto. Sueltas la panoja en el mercado y lo marcaas en casa, en calzoncillos. Mismo resultado, cuarta parte de precio.

En resumen y con un godello de Valdeorras la cena se saldó por 112 euros. Repetiré

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